Historia
Hace diecinueve años nace un equipo bautizado con colores verde y naranja llamado “Huracanes”, formado por hombres que a través de las décadas van cambiando de edades, pero no de corazones, hombres que llevan una sangre Huracán que los hace reencontrarse a través de diferentes caminos y que hoy se unen de nuevo, con sangres más jóvenes para continuar un legado familiar. Richard Urbina Vega es el precursor de este equipo. Huracanes nace desde el amor genuino de hermandad de Richard con Rubén, su hermano que quince años mayor le mostró el amor de familia a través del futbol americano, hermano que lo impulsó desde sus años mozos a correr con un balón y a proteger un equipo, para que Richard comprendiera desde muy pequeño la entereza de la que está formado.Rubén Urbina Vega QEPD
Richard es un loable liniero que porta el número 44, quien después de muchos años en descanso, un doce de junio del año dos mil veintidós, volvió a equipar a los Huracanes para un juego contra los antes invictos “Renos” del Reclusorio Preventivo Varonil Norte. Si, invictos hasta que volvieron los Huracanes.
Con ayuda de Daniel Verde, David Ibáñez, Antonio Robles y el coach Martín Cremayer (QEPD), Richard Urbina Vega creó el equipo de Huracanes. Un equipo formado de amigos con hambre de victoria, con ímpetu de guerreros, con la fe latente de iniciar una nueva etapa de corazón Huracán, calculando juegos en campos desconocidos, con derrotas al inicio, pero sin cansarse de luchar… jamás claudicaron.
Convencidos, protegidos y organizados por sangre fémina. Ellas les comparten fuerza para no desistir; un equipo de futbol americano que tiene como managers a dos mujeres que tras cada partido dejan su corazón en el campo, las Licenciadas Lupita y Audry, que más de ser amigas de los huracanes, son familia que los cuida, y que en esa perspectiva de victoria, convencieron al linebacker 44 de volver. Las managers cimientan una huella de poderío femenino en un deporte que desde hace muchas décadas se ha considerado para varones. Forjan esa aportación en un equipo que estará formado por mujeres y por hombres, que juntos, hacen una familia.
En ese regreso de los Huracanes, con la preparación física y decisión mental, han logrado cuatro campeonatos, y con uno de ellos trascendiendo a la historia al arrebatar el título de invictos a los Renos, quienes en nueve años no se habían enfrentado a un verdadero rival, un rival que tuvo no sólo hambre de gloria, si no que en sus manos, alcanzó la victoria. Su primer campeonato fue el veintitrés de abril de dos mil veintitrés contra los Guepardos de Toluca; el segundo campeonato el día veintinueve de abril de dos mil veintitrés, contra los Renos del Reclusorio Preventivo Varonil Norte, donde de una forma inaudible los descoronaron de su título de invictos.
Su tercer campeonato fue el día diecisiete de diciembre de dos mil veintitrés, contra los Perros de Santa Martha en el Tazón del pavo; y su último campeonato se consolidó el día doce de mayo de dos mil veinticuatro nuevamente contra los Renos, en un juego cerrado y reñido, donde lograron un bicampeonato en contra de los que se habían coronado como campeones por casi una década.
La victoria sabe a gloria para los que forman esta familia, no sólo una familia Huracán, sino una familia que ama el futbol americano y a través de este deporte, recibe las enseñanzas de la vida. Un juego de futbol americano es una forma de ver la vida, se afronta en equipo, pero haciendo un trabajo individual, la aportación de cada uno puede llevar a la victoria o a la derrota, se pueden escuchar gritos de la familia que los ama, y gritos del enemigo, pero lo importante es la entereza que los Huracanes llevan en la cabeza y en el corazón. Así volvieron los Huracanes: con hambre de victoria, superando cada caída, receptores que vuelan a la zona de anotación, defensivos que interceptan un balón, linebackers que cubren a su familia, Huracanes que protegen a su equipo de los problemas que se avecinan, que se desgarran la piel para que la adversidad no llegue a los suyos, que avanzan en un terreno de juegos para sentir el latido de su corazón, para saberse vivos a través de este magnífico deporte que forja una gran familia.